Por Maggie Ridolfi
Los enormes dones recibidos al nacer, ahora los devuelves magnificados. Tu alegría traspasaba amores y desamores en el paso por tu vida. Generosa, discreta, madre, abuela, amiga sin igual. Aspiramos tus aromas; colores que hoy bañan nuestras almas con un enorme vacío. Esa tu hermosa sonrisa, desde tu asiento al vernos llegar nos abrazaba desde lejos con tu mirada.
Hoy iré al grupo, te abrazaré con intensidad al cielo en donde ahora estás. No veremos más tus ojos bailadores y el lenguaje de tu expresión, pero tu presencia vive muy dentro de mi ser.
Cual novicia luminosa cubierta de estrellas ascendiste, abrió Jesús sus amorosos brazos arropándote en su Luz infinita como a la hija predilecta de regreso al hogar.
Notas celestiales te reciben y en la tierra rasgan cuerdas: "...guitarras, lloren guitarras..."
Amada Vicky, te gozamos y tocaste nuestras vidas. Ya no más "casas que vivir", ahora habitas en el hogar eterno de la Luz.
---------------- Agradecemos la presencia de la periodista Lupita Vergara de El Sol de México.
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